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Todo terapeuta necesita conocer si su intervención tiene un efecto en sus pacientes, si promueve cambios, si favorece su evolución, en definitiva, si estos mejoran con el tratamiento. Y si es así, conocer además de qué forma y a qué puede ser debida dicha mejoría. En tanto que clínicos, y desde nuestros referentes teóricos, contamos con instrumentos que nos posibilitan una evaluación, de los cuales el elemento princeps es la observación directa del paciente, de lo que sucede en la sesión, en la relación con nosotros, de lo que nos cuenta y lo que no, y nuestra valoración sobre ello. El paciente nos informa de sí mismo desde diferentes niveles, permitiéndonos realizar dicha evaluación.

Cuando la intervención se realiza en el ámbito de la Asistencia Pública, tener una información de los resultados de nuestra tarea y dar cuenta de ellos, podríamos decir que es obligado, en la medida que gestionamos unos recursos que pertenecen a la comunidad. Trabajar en la Asistencia Pública implica hacerlo a través de una Institución, con unos requerimientos de respuesta y adecuación a la tarea concertada. Dicha Institución habrá de dotar de espacios formativos y de reflexión, que promuevan una segunda mirada sobre el trabajo terapéutico, como son la supervisión, reuniones de casos, sesiones clínicas, etc.

Por otro lado, los terapeutas que nos dedicamos a la psicoterapia de orientación psicoanalítica, sabemos que no podemos comprender aquello que le sucede al paciente sin situarnos en el terreno de las hipótesis a verificar, ya desde las entrevistas iniciales, cuando establecemos el diagnóstico clínico y psicodinámico que nos va a permitir indicar una u otra intervención. Podríamos decir, incluso, que la psicoterapia psicoanalítica es en sí una investigación continuada, en la medida en que interpretar no es otra cosa que hacer hipótesis sobre el funcionamiento del paciente, su mundo interno, sus relaciones con los demás y con nosotros, y comunicársela. Luego conoceremos si su respuesta, expresada de diversas maneras (momento de insight, nuevas asociaciones, sueños, recuerdos, reacción defensiva, cambios en la relación tansferencial, etc.), nos va confirmando, o no, nuestros supuestos. Observar, relacionar; tolerar el no saber para ir descubriendo poco a poco; colocarse lejos de las certezas y de la omnisciencia, pero cerca de nuestras percepciones, conocimientos y aprendizajes… Todo ello forma parte intrínseca del método y de la actitud con la que un terapeuta, a mi entender, debe situarse en la relación con su paciente.

A partir de estas premisas, se fue gestando en nuestro equipo la decisión de atrevernos con la investigación empírica. Visto en perspectiva, creo que fue consecuencia de la sinergia entre todos estos elementos mencionados antes: motivación clínica, aplicación de la psicoterapia psicoanalítica focal y breve en el marco de la Asistencia Pública ―siempre cuestionada desde otras orientaciones―, y una Institución cuyo ideario resaltaba el interés por la investigación desde sus inicios. La perspectiva de evaluar empíricamente la eficiencia y efectividad de los tratamientos que estábamos aplicando nos fue estimulando cada vez más. Ya veíamos que la mayoría de pacientes mejoraban, pero demostrarlo y poderlo comparar con otras investigaciones abría nuevas perspectivas e intereses. La finalidad principal era mejorar las indicaciones y poder conocer, más allá de la información que obteníamos desde la clínica, los límites y posibilidades de nuestra técnica.

Todo ello ha desembocado en la elaboración de un artículo que ha obtenido el primer premio 2012 otorgado por la FEAP (Federación Española de Asociaciones de Psicoterapeutas), bajo el título: Psicoterapia Psicoanalítica en la Institución Pública. Estudio de resultados y su permanencia a los dos años de la finalización[1], realizado por nuestro equipo, la Unitat de Psicoteràpia Psicoanalítica d’Adults (UPPA)[2] de Sant Pere Claver-Fundació Sanitària de Barcelona.

En dicho artículo se describen parte de los resultados de una investigación que venimos realizando desde hace unos años, y que tiene como finalidad estudiar el efecto terapéutico de la psicoterapia en los pacientes que han seguido tratamiento en nuestra Unidad. El tipo de psicoterapia sobre el que hemos realizado el estudio es la que llamamos Psicoterapia Psicoanalítica Focal y Breve (PPFB), consistente en sesiones de frecuencia semanal y de un año de duración, que se anuncia al paciente desde el inicio del tratamiento.

Nuestra hipótesis de partida es que los pacientes mejoran con el tratamiento y que esta mejoría se mantiene a los dos años de haber finalizado el mismo. Se trata de un estudio observacional naturalístico en el que a través de las escalas SCL-90R y WHOQL se evalúan respectivamente el nivel sintomático y la calidad de vida de los participantes. Estas medidas se tomaron al inicio, al final del tratamiento y en el follow-up. En segundo lugar, partimos de la hipótesis que cuando la PPFB está indicada, siguiendo los criterios psicodinámicos pertinentes, la respuesta de los pacientes será equivalente en todos los diagnósticos clínicos, incluyendo los trastornos de la personalidad.

No me extenderé más, ya que la finalidad de estas líneas no es resumir el artículo, sino abrir una puerta de entrada que facilite el contacto del lector con este. Solamente añadir que, en mi opinión, se requieren unas condiciones específicas ―sumadas a lo que hemos comentado antes― para mantener una investigación de este tipo a través de los años. Las enumeraré someramente: trabajo en equipo y de todo el equipo, pero con alguno de sus componentes asumiendo el liderazgo de la investigación; la integración de ésta en la organización de la asistencia; que se realice en el seno de una Institución que la asuma como propia y la valore; y, lo más importante, que el terapeuta pueda sentir que también así está cuidando al paciente.

Y para terminar, solo subrayar que la obtención de este premio otorgado por la FEAP nos llena de satisfacción por muchos motivos. En primer lugar, por el reconocimiento que supone para un trabajo de muchos años, lo cual nos anima a seguir el camino emprendido. Asimismo, porque se trata de un premio de ámbito estatal que integra diversas orientaciones teóricas, y que evalúa trabajos de investigación y programas asistenciales de aplicación contrastada. Por tanto, el hecho de que se haya dado este reconocimiento justamente a un trabajo sobre investigación empírica en psicoterapia psicoanalítica, muestra el valor atribuido a este tipo de tratamientos dentro del vasto campo de las psicoterapias. Y finalmente, quizás el motivo de satisfacción más importante para nosotros es el hecho de que el premio en sí, el artículo premiado y la investigación que lo sustenta, dan resonancia y avalan la psicoterapia de orientación psicoanalítica focal y breve como un tratamiento útil y eficaz para tratar los problemas emocionales de la población, y viable en el ámbito de la Asistencia Pública en Salud Mental.
 

Palabras clave: investigación empírica, asistencia pública, psicoterapia psicoanalítica focal, follow-up, evaluación en psicoterapia.
 

Isabel Laudo
Psicóloga clínica, psicoterapeuta, psicoanalista SEP-IPA,
Profesora del IUSM, Fundació Vidal i Barraquer (URL),
Coordinadora de la UPPA, Sant Pere Claver-Fundació Sanitària.
 

[1] http://www.spcsalut.org/pdf/premi-feap2012.pdf

[2] El equipo actualmente está formado por Victòria Sastre, Francesc Martínez (investigador principal), Mercedes Viladot, Antònia Llairó, Rosa Camprodon, Maria Rosa Coca, Santi Masvidal, Neus Garcia e Isabel Laudo. El supervisor clínico del programa de psicoterapia es el Dr. Luis Feduchi.