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Pensar, sentir y ser.
Reflexiones clínicas sobre la antinomia fundamental
de los seres humanos y el mundo
Ignacio Matte-Blanco
Monografies de Psicoanàlisi i Psicoteràpia, 2018.

 

Ignacio Matte-Blanco nació y creció en Santiago de Chile, donde realizó sus estudios de Medicina y Psiquiatría en la Universidad Católica. Luego desarrolló en Londres su formación como psicoanalista. Estudió matemáticas en la Universidad de Columbia y regresó a Chile donde, con otros colegas, fundó la Asociación Psicoanalítica Chilena, hace setenta años. También fue el fundador de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile donde hizo una labor social muy importante en el ámbito de la Salud Mental. Después emigró a Italia con su esposa, Luciana Bon, también psicoanalista, con la que tuvo siete hijos.

La primera edición de este libro se hizo en 1988 y ha tardado treinta años en ser traducido al castellano, siendo posible gracias al interés de la Asociación Psicoanalítica Chilena por el desarrollo del pensamiento psicoanalítico del que fue uno de sus fundadores, y al entusiasmo de Monografies de Psicoanàlisi i Psicoteràpia en editarlo. Esta edición ha contado con la excelente traducción de una analista con gran experiencia en los estados mentales primitivos, la Dra. Antonia Grimalt, con la que tuve la posibilidad de colaborar.

En esta obra, Ignacio Matte-Blanco va tejiendo un nuevo conocimiento psicoanalítico sobre el inconsciente a través de una investigación minuciosa en la  teoría y la clínica. Sorprende su capacidad de trasmitirnos su método de trabajo y cómo lentamente va conceptualizando sus ideas. Así pues, nos dice:

“En realidad, cada vez que me siento para revisar lo que estoy escribiendo, me encuentro con que tengo que hacer alguna anulación, correcciones, cambiar el orden en que propuse una línea de pensamiento, cambiar las palabras hasta que encuentro la mejor expresión de lo que trato de comprender y expresar, etc. Este proceso se repite varias veces hasta que, después de mucho esfuerzo, llego a algo que siento que es una traducción clara, aceptable y armoniosa de varias cosas que quería decir. Solo entonces puedo quedar satisfecho. Pero solo más o menos, el capítulo que está leyendo es la versión veinticuatro. Y si siguiera trabajando en ello el resultado sería diferente. Sin embargo, por el momento, estoy más o menos satisfecho.”.

Este trabajo de afinamiento de las ideas y de su comunicación  permite a  los lectores comprender su pensamiento. Es un libro imprescindible para todos los analistas que quieren acercarse al conocimiento de su propio funcionamiento mental primitivo y al de sus pacientes.

Al comenzar la lectura nos encontramos con una didáctica introducción hecha por Enric Rayner y David Tuckett, quienes desde su amplia experiencia analítica nos permiten un primer contacto con la manera que tiene Matte-Blanco de hacer sus sorprendentes observaciones a partir de las ideas de Freud acerca del pensamiento inconsciente. Nos recuerdan que Freud dio una gran importancia a su descubrimiento de que el inconsciente tenía otra lógica y se regía por otras leyes. Matte-Blanco recupera este interés, lo desarrolla y enriquece, añadiendo ocho características del inconsciente a las cinco que había señalado Freud cuando intentó entender su lenguaje. Éstas son:

1) Ausencia de contradicción y negación recíprocas
2) Desplazamiento
3) Condensación
4) Atemporalidad
5) Substitución de la realidad externa por la realidad interna
6) Co-presencia de contradictorios
7) La alternancia de ausencia y presencia de sucesión temporal
8) Conexión lógica reproducida como simultaneidad en el tiempo
9) Causalidad como sucesión
10) Equivalencia, identidad y conjunción de alternativas
11) Similitud
12) La co-presencia de pensamiento y no pensamiento en los sueños
13) La profunda desorganización de la estructura del pensamiento.

Un atributo que parece ser común a las trece características es que unen o unifican aspectos que para el pensamiento ordinario son distintos y separados. Creo que las reflexiones que hacen E. Rayner y D. Tuckett de cada una de estas características del inconsciente que Matte-Blanco ha añadido, son las que a lo largo del libro nos permitirán ir comprendiendo lo novedoso de esta reformulación del inconsciente freudiano. Ellos nos dicen:

“Normalmente el conocimiento científico se expresa en un lenguaje que sigue las leyes de la lógica bivalente o de doble valor. Estas leyes proporcionan la infraestructura en donde se desarrollan los conceptos y sin ellas no es posible la comprensión de éstos. Por ejemplo, el concepto de represión. Éste implica una oposición, en la mente, entre dos incompatibilidades: una tendencia a satisfacer un deseo y una organización psíquica que tiende a bloquear la realización de esta satisfacción. Esto es descrito y formulado por Freud en términos de lógica de doble valor.”

Matte-Blanco considera la mente, no solo como dinámica, sino también como un discriminador y un clasificador. La teoría matemática de los conjuntos constituye su trasfondo conceptual básico. Él sostiene que toda actividad pensante regular o “lógica” (es decir bivalente) se ocupa instantáneamente de combinaciones de tríadas. La mente está siempre reconociendo o estableciendo proposiciones respecto de una cosa, otra cosa diferente, y la relación entre ambas. Un vasto conjunto (potencialmente infinito) de dichas tríadas es el punto de partida a partir del cual se construye el pensamiento y toda la lógica científica. En The unconscious as infinite sets (Matte-Blanco, 1975) postuló la idea de que el descubrimiento fundamental de Freud no eran las características del inconsciente, sino “una forma de lógica simétrica”. La lógica simétrica es una descripción general poco definida que usa Matte-Blanco para referirse a una operación lógica regida, en parte, por lo que él denomina “el principio de simetría” (PS). Este principio afirma que siempre que alguien o algo ―llamémosle “A”― tiene una determinada relación con otro alguien o algo ―llamémosle “B”―, entonces este último también debe tener o ser tratado como teniendo la misma relación con “A”. Parece ser que en toda discriminación de un conjunto o, entre palabras, en todo acto clasificatorio normal, por parte de la mente interviene un mínimo de simetría. El hecho de reconocer, observar una similitud, etc., es clasificar, es decir, registrar que dos o más elementos son equivalentes (o iguales) respecto a las características definitorias de una clase. Equivalencia, igualdad y similitud serían todas relaciones simétricas. Por tanto, el principio de simetría interviene en la actividad lógica consciente habitual. Es, por tanto, un aspecto (oculto) de la lógica bivalente normal. Cuando la simetrización “rompe los límites” de la lógica asimétrica bivalente, por así decirlo, nos deslizamos hacia la bilógica o, en términos freudianos, hacia el inconsciente.”

Para Matte-Blanco todos los procesos de pensamiento tienen una determinada estructura. Son conjuntos dotados de varias relaciones entre sus componentes. Las estructuras bilógicas de pensamiento pueden compararse teniendo en cuenta la forma en que se entretejen las lógicas simétrica y bivalente entre sí.

Este autor sugiere que en los niveles más profundos (de nuestro inconsciente) todos experimentamos una unidad entre nosotros mismos y todos, y todo lo demás. No hay pensamiento asimétrico ni diferenciaciones. Sin embargo, esto no es incompatible con el hecho de reconocer diferencias en niveles más conscientes o superficiales de menor profundidad. E. Rayner y D. Tuckett nos dicen:

“Para Matte-Blanco la experiencia humana puede concebirse como estructurada por la existencia de hasta una serie infinita de estratos en los cuales nuestra capacidad de reconocer diferencias declina a medida que aumenta el grado de simetrización. En el límite, en los niveles más profundos, se encuentra lo que Matte-Blanco denomina el modo indivisible”.

En su libro, Matte-Blanco describe la estructura bilógica estratificada. Se refiere a cinco estratos en los cuales existe una combinación particular de lógica simétrica y asimétrica. Dice también que existen gradaciones entre ellas. Es sumamente interesante como el autor, de manera tremendamente didáctica, nos explica las diferencias entre los diferentes estratos.

El autor considera que en el desarrollo normal pueden formarse relaciones entre los cinco estratos, de manera que se mantengan bastante diferenciados. Las operaciones que se dan en un estrato generalmente no ocurren en los que le preceden o le siguen. Matte-Blanco nos dice que el principio de simetría es la expresión pura y radical del modo indivisible, anula todas las posibilidades de abstracción y generalización, porque cuando rige este principio y dos o más cosas tienen una sola propiedad en común, este hecho es suficiente para considerarlas idénticas, es decir, como si tuvieran en común todas las propiedades.

Él cree que el modo indivisible parece estar en el trasfondo o en la base de todo, y este hecho se haría extremadamente visible en un estudio atento de las manifestaciones emocionales. El modo heterogénico también siempre está ahí, o casi siempre, encontrando diversidad en lo indivisible. Matte-Blanco expresa que, para él, el concepto de infinito es la expresión de los esfuerzos desesperados del modo heterogénico y su lógica para intentar entender lo indivisible. Al no ser capaz de “penetrar” su naturaleza, la concibe como infinitamente divisible. Él considera que el conocimiento de lo indivisible y su búsqueda en las relaciones humanas, es de importancia primordial para la comprensión de las personas.

Es de interés señalar que Einstein ya se había referido a la emoción como guía que conduce al pensamiento, según nos explica Matte-Blanco. Freud habla del inconsciente y de la comunicación entre el inconsciente del paciente y el inconsciente del analista como la guía que conduce a una definición específica de un aspecto del inconsciente del paciente. Matte Blanco nos dice que lo mínimo que podemos decir de la emoción y el inconsciente es que son muy similares, sino idénticos. La emoción se expresa según las mismas trasgresiones de la lógica que observamos en el inconsciente. Ninguno es una expresión pura del modo indivisible, pero ambos están muy saturados de éste. Por tanto, para Matte-Blanco el inconsciente, que respeta tan poco las leyes del pensamiento lógico, es no obstante el padre del pensamiento lógico, y la emoción es la madre del pensamiento. Así, encontramos nuevamente la co-presencia de los dos modos de ser incompatibles: la antinomia fundamental que, en este caso, observamos funcionando como fuente y expresión de la actividad creativa superior.

La segunda parte del libro, que el autor divide en cinco, se centra en examinar en profundidad los conceptos de proyección, introyección y mundo interno a la luz de las ideas que él ha conceptualizado. Primero hace un interesante recorrido histórico del concepto de proyección, reflexionando sobre los aspectos más relevantes, psicopatológicos y de infancia, del caso Shreber (Freud, 1911), dando al trabajo de Freud unos nuevos significados teniendo en cuenta el principio de simetrización y los diferentes estratos en que encontramos también asimetría.

Este análisis nos permitirá aclarar los interrogantes que nos hubieran podido quedar respecto a las tres estructuras bilógicas: Alassi (alternancia), Tridim (estructura bilógica de tres dimensiones), Simassi (simultaneidad). Luego nos hablará de identificación y proyección e intentará dilucidar las coincidencias y diferencias respecto a estos conceptos y  la identificación proyectiva en Freud, Elliot Jaques y Klein. Intenta también precisar los conceptos de interno/externo.

El autor va relacionando estos conceptos con la concepción de mundo interno, para llegar a un análisis de la identificación introyectiva y la identificación proyectiva. En el libro incluye un apéndice con un artículo de su esposa, Luciana Bon, Una explicación de la concepción de identificación proyectiva, que considero tiene un valor histórico y a la vez es actual.

Matte-Blanco sugiere que hay una íntima relación entre pensamiento y espacio y tiempo, este último subyace a toda actividad de pensamiento y, en consecuencia, a toda actividad psíquica. Nos dice:

“Tendríamos que ser conscientes que todas las fantasías inconscientes, la mayoría de nuestros pensamientos y una gran parte de nuestra concepción científica del mundo, están profundamente arraigadas en la concepción de un mundo tridimensional”.

Luego nos hace ver que el pensamiento puede escapar de este mundo ―aunque sea hasta cierto punto― y usar la imaginación en esta aventura, y así deviene posible descubrir espacios de menores o mayores dimensiones hasta el infinito. Cree que en el futuro podremos hablar de varios tipos de introyección, “según las dimensiones involucradas en el proceso, y para ello será necesario considerar, en primer lugar, el problema de la dimensionalidad de los objetos y del mundo interno y luego la posibilidad de determinar la dimensionalidad”. Por tanto, no podemos ya hablar tan sencillamente de la antítesis, mundo externo/mundo interno.

Al final, en el capítulo trece, nos explicará a través del análisis de un complejo sueño de un paciente, lo que es una estructura multidimensionalizada, que él llamará “multidim”.

Para Matte-Blanco la ansiedad del infinito y de las experiencias infinitas, es lo mismo que la ansiedad del inconsciente. No podemos pensar claramente, es decir, hemos perdido nuestra comprensión lógica-clásica, que es el poderoso instrumento que los seres humanos poseen para enfrentar y conquistar la naturaleza.

El autor también aporta un recuerdo emocionado de su experiencia, tanto de haber asistido a los seminarios de Klein y conocerla más de cerca, como de lo que fue para él ir comprendiendo sus ideas, estas últimas las compara con una jungla tropical exuberante, densa, atractiva, misteriosa, excitante. Dice haberse sentido deslumbrado por la riqueza de las fantasías y las observaciones que ella describe. Subraya que Klein, en sus escritos, nos introduce en una experiencia personal real muy intensa, tanto de fusión y separación, como de separación y fusión, y por estas razones inconscientes ha ejercido un gran impacto sobre el pensamiento psicoanalítico, y quizás esa también sea la razón por la cual, a veces, se la rechaza violentamente. Explica que el contacto permanente con las fantasías inconscientes presiona de manera inevitable al investigador psicoanalítico a aceptar el papel que juega la bilógica en el funcionamiento de la mente humana y describe de manera sencilla y asequible los puentes entre sus teorías y los trabajos de Klein, como en The psychoanalysis of children (1932). Dice que puede afirmar que fue este trabajo especialmente, el que le hizo hacer una conexión entre el infinito matemático y el psicoanálisis.

Considera que Melanie Klein ha conseguido trasmitir intuiciones incuestionables sobre las profundidades de la mente, no solo a través de la descripción intelectual, sino a través de la emoción. Matte-Blanco nos va a decir que lo curativo real en psicoanálisis viene del trabajo con las emociones en la transferencia y la contratransferencia, donde el modo indivisible juega un papel terapéutico porque

“la expresión repetida de las emociones más variadas conectadas con los episodios y personas afectadas, hecha ahora, hacia un analista respetuoso y tolerante que intenta comprender el significado de la expresión emocional y sus conexiones con los detalles de experiencias tempranas y relaciones actuales, permite que las emociones puedan ser significadas”.

Luego dice, desde su manera de trabajar con la contratrasferencia:

“He tenido intensos sentimientos contratransferenciales frente a ataques repetidos, hechos con violencia, que sentía injustos y que, de algún modo, alcanzaban alguna profundidad de mi ser. Yo expresaba estos sentimientos, a veces vívidamente, pero con sobriedad y sin ningún comentario respecto del significado personal que tenían para mí”.

Las emociones hacia una persona o situación podrían ser expresadas con otra persona o situación, que, aunque diferente en muchos aspectos, es en cierto modo isomorfa a las originales. A través de la simetrización este isomorfismo deviene identidad para el inconsciente. Matte-Blanco explica que a su modo de ver, esto se sostiene, no solo respecto de la situación de la persona hacia la cual se desarrolla la transferencia, sino también se da cuando el paciente sustituye la expresión original de una emoción por otra expresión isomorfa a ella y, por tanto, a causa de la simetrización, es idéntica para el inconsciente, pero no así para el pensamiento consciente.

Luego él quiere señalar que, aunque Melanie Klein introdujo la expresión “recuerdos en la emoción” en el trabajo Envidia y gratitud, es en el Caso Richard (1961) donde está más presente. Cree que fue al final de su vida cuando ella tuvo ese notable insight, que tanto ha ayudado a comprender los traumas preconceptuales (Antonia Grimalt, 2004).

En el capítulo nueve Matte-Blanco plantea un esquema para la observación, investigación y trabajo con los pacientes, desde las ideas que ha ido explicando a través de cada una de las páginas. Ya no en estratos, sino en zonas, una sería la zona del evento, que sería la más superficial, caracterizada por un uso amplio de relaciones asimétricas, lo que no quiere decir que se puedan deslizar algunas estructuras bilógicas. En el otro extremo nos encontraríamos con una zona donde las relaciones asimétricas son casi inexistentes y prevalecen las simétricas, que propone llamarla “zona matriz básica de introyección-proyección”. Entre estas dos regiones está la zona que reúne todos los niveles intermedios y se pueden observar diferentes proporciones de co-presencia de relaciones asimétricas y simétricas. Es muy sorprendente la descripción de cada una.

En el capítulo siguiente podremos leer como las manifestaciones clínicas son, con frecuencia, una mezcla compleja de estas tres zonas y de los diversos niveles en cada una. El material clínico es claro y ayuda de manera considerable a comprender las originales teorías expuestas por el autor. Finalmente, de una manera sencilla nos lleva a comenzar a entender los conceptos matemáticos y relacionarlos con el estudio del mundo interno.

Creo que a los analistas que tuvieron la oportunidad de analizarse, supervisar y trabajar con la Dra. Júlia Coromines, y los que han profundizado en las ideas de Bion, les resultarán muy familiares los conceptos que expone Matte-Blanco, y todos los lectores disfrutarán de la manera tan didáctica que desarrolla sus ideas y de la riqueza del material clínico que aporta.

Seguramente, la traducción de este libro permitirá que la obra de Matte-Blanco cobre actualidad y pueda ser estudiada por los analistas y terapeutas hispanoparlantes de larga experiencia analítica y por los que están en formación, para complementar sus conocimientos de los estados mentales primitivos.
 

Referencias bibliográficas:

Grimalt, A. (2012), “Traumas preconceptuales: el asesinato de la mente y el self olvidado”, Revista Catalana de Psicoanàlisi, vol. XXIX, pp. 69-88.

Klein, M. (1932), El psicoanálisis de niños, Londres, Hogarth Press.

Klein , M. (1957), Envidia y gratitud, Londres, Tavistock.

Matte-Blanco, I. (1975), The unconscius and infinite sets, an essay in bi-logic, Londres, Dukworth y Karnac Books.
 

Palabras clave: inconsciente, estructura bilógica, lógica simétrica, simetrización, Matte-Blanco.
 

Mabel Silva
Psicóloga clínica, Psicoanalista Titular SEP-IPA.